sábado, 24 de octubre de 2015

De acá a Rosario

Boca pasó caminando a Lanús y se metió otra vez en la final de la Copa Argentina. La jugará el miércoles 4 de noviembre en San Juan o Córdoba contra Central, el mismo rival que tiene en el campeonato. Si no es campeón frente a Tigre, la doble corona se definirá esa misma semana.

Otra vez. Como en el 69, como en 2012. Otra vez en la final, Boca. Y otro paso hacia la doble corona.
Atrás ha quedado la derrota contra Racing por el campeonato. Atrás y en el olvido, pisoteada por un equipo que en San Juan volvió a demostrar que tiene pasta para quedarse con el título. Fue 2-0 al Lanús de Guillermo Barros Schelotto con goles de Nico Lodeiro y Carlitos Tevez, la figura de la cancha, que, muy encendido, explotó todas y cada una las ventajas que le dio el Grana.
Es cierto, sin embargo, que a Boca le costó acomodarse. Tuvo unos primeros minutos de desconcierto e impresición, de no saber hacia dónde descargar el pase para que éste fuera efectivo. Hasta que a los 10' Meli picó al área, Braghieri lo empujó y Laverni no dudó: penal para Boca. Pero para sorpresa de muchos no fue Tevez el encargado de ejecutarlo. El Apache, que venía de fallar dos penales consecutivos (con Crucero por el campeonato y Defensa y Justicia por los cuartos de final de la Copa Argentina), le cedió la pelota a Lodeiro y el uruguayo no lo desperdició: zurdazo alto para quebrar a Ibáñez y darle a Boca el gol que lo ponía en la final.
Ese gol fue el inicio de la hegemonía: a partir de ahí Boca hizo lo que quiso y, con Tevez como bandera, manejó a un Lanús que se hundió en el nerviosismo. La diferencia de calidades se evidenció aún más en el segundo grito: un pelotazo sin sentido que Carlitos convirtió en ventaja, ganándole con el cuerpo a Gustavo Gómez y definiendo con clase ante la salida del arquero. Aunque todavía faltara muchísimo, había sensación de partido liquidado.
Lanús era un pura incertidumbre. No atacaba y tampoco defendía. Araujo se dormía y le daba muchas ventajas al Apache, que al toque volvería a demostrar por qué es el líder del equipo con otro desborde, esta vez con pase al medio para que Meli la empujara. Pero no, no hubo 3-0: increíblemente la tiró afuera.
El segundo tiempo estuvo de más. Boca bajó un cambio y esperó con tranquilidad el cierre. Distinta fue la historia para Lanús, que, evidentemente nervioso, eligió pegar en vez de intentar empatarle el partido. Gómez cerró su noche negra con un patadón a Tevez y Fritzler con una inexplicable entrada sin pelota que derivó en la roja que dejó con nueve al Grana sobre el final del encuentro.
Así, sin despeinarse, Boca volvió a meterse en la final, a donde se cruzará con Central, el gran rival que justamente tiene en el campeonato. Y que también quiere la doble

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